jueves, 6 de agosto de 2009

El Hombre, La Manzana y La Serpiente

La metálica daga me refleja
entre las lágrimas rojas
y el resplandor lunar.
Ya tengo la marca de tu lanza
en lo más profundo de mi cuerpo.
Si querés verme,
voy a estar durmiendo en mi cruz.

Como siempre, mi silencio
son gritos de dolor.
No te llamo mi Judas,
pero tus decisiones caen
como monedas de plata.
Si me buscás,
voy a estar soñando en mi cruz.

Todo en la vida tiene un precio,
adentro tuyo lo sabés,
ya no hay más azar.
Mi corona de espinas atrapa
la mentira en la verdad.
Si te arrepentís,
voy a estar muriendo en mi cruz.

Hoy, la Noche está nublada...

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