miércoles, 8 de abril de 2009

Continuación

Hoy absorbo en mi aire envenenado
la fría corriente de las risas afligidas
de los recuerdos,
y ya no sé si esas lágrimas
son de alegría o de tristeza.
No sé si no sea mi pecho intoxicado
el que bloquea mi mente
y hace que mi corazón deje de latir
luego de haber redoblado tanto tiempo.
Y lo que sangra, son los labios,
y lo que muere es en silencio,
cómo esas cristalinas gotas
que escapan de mis ojos
y arrasan con cada parte
que tocan de mi ser.

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