viernes, 22 de mayo de 2009

Mi último texto como menor de edad

Ojalá las etapas fueran tan sencillas de terminar como los años. A ésta altura, solamente puedo afirmar que me siento mal con respecto a la vida y a las nauseas que ésta me provoca últimamente. Uno piensa que se la pasa de un lado para otro tratando de obtener cosas, cuando en verdad, no nos damos cuenta de que sólo somos un producto más, que está listo para ser consumido por el capitalismo y una sociedad sedienta de mierda individualista. Y yo promuevo eso también. No me gustan los grupos, las sociedades, la política ni la religión. Me acostumbré a estar solo, y no es únicamente por el desprendimiento carnal que tuvo mi mente con respecto a todo el universo, sino porque es lo que me agrada. Odio a la gente.
Tengo que admitir, que con los últimos años de la secundaria, me volví más humano, más comunicativo, hasta casi una persona. Como muchos, eso que tanto odiaba. Pero el mundo se me hizo demasiado grande de nuevo, inestable, y yo ya era un adolescente más. Esos malditos retrocesos que doy, y camino sobre mis pasos una y otra vez. La adolescencia no es en sí un período de cambios, como todos dicen. Ésta es una etapa de prueba, para ver cuanto se aguanta. Yo, como uno de esos que sobrevivió, que pasó algunos años más que otros, no puedo decir lo que vi ni lo que voy a ver. Pero puedo contestar, para qué mierda seguí. Hay pocos que tienen los huevos para sostener una respuesta que valga la pena.
Hoy vuelvo a ser el primer Sebastián, desligado de una máquina social. Otra vez tengo esos impulsos psicóticos de romper cosas, de patear, pegar, de alejarme de los lugares altos para no saltar desenfrenado, y de querer quedarme con todo lo que es natural en el planeta. Se entiende que las personas son artificiales, y que uno puede elegir estar con ellos o por encima de ellos, como hacen los animales. Es muy sencillo confundirse, y pensar que vamos a ser absorvidos por un mundo maldito como éste al querer vivir como los demás. Y encima, sumar todos los encapsulados de tranquilidad externa, para frenar los instintos considerados "desquiciados", por no ser tomados popularmente.

Mis palabras no son buenas ni tienen profundidad, pero me cago en ésta vida y en los conocimientos, poderes y dones que uno puede tener si no los usa para nada.



Ojalá que la pelea por sangre libre llene los sueños y destruya la realidad.

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