jueves, 7 de mayo de 2009

Reflejos de Luz

Cuando me encuentro más extasiado, hundido en mis pensamientos, mi estructura se propaga y se distorsiona a lo largo de un camino oblicuo que se refleja y se contrae infinitamente, hasta que no hay distinción en los límites del horizonte de mi cordura. El cielo y el suelo de mi mente ya no tienen ninguna diferencia. Sin embargo, puedo distinguir un trazo amorfo, una cara nítida de esa formación, en la cuál se desarrollan ideas que exceden cualquier realidad e imaginación conocida.

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